Por Rocío Traverso
Hazel Grace Lancaster es una joven que padece cáncer, su madre cree que está deprimida, por eso decide llevarla a un grupo de apoyo al que concurren jóvenes con enfermedades como ella. Allí conoce a Augustus Waters, un joven carismático que a causa de un cáncer que padeció perdió una de sus piernas. Comienzan a conocerse, Hazel lee el libro favorito de Gus (así le decía a Augustus) y Gus lee el de Hazel que trataba sobre una niña con cáncer cuyo final es inconcluso, así que se contactan con el autor del libro para poder aclarar y resolver dudas acerca de este final y logran viajar a conocerlo, embarcándose en una aventura contrarreloj en donde observamos por un lado lo lindo del amor y el querer a alguien, y por el otro tener que luchar contra una enfermedad tan devastadora como es la que padece el personaje.
Lo interesante de esta novela es el mensaje que busca dar el autor (o el que yo interpreté) acerca de esta triste enfermedad y que a pesar de ella se puede tener una vida feliz y alegre.
Con respecto a los personajes, están muy bien conformados y caracterizados, son muy reales y los hechos van transcurriendo de forma adecuada. Si bien el libro tiene ese toque romántico, no es plenamente romántico y no se profundiza demasiado el romance. No es la típica historia sobre cáncer trágica y dramática, si bien tiene sus momentos así, el libro va de otra cosa, tiene momentos divertidos en los que podes llegar a reírte.
Es un libro que se deja leer, que te deja pensando sobre la vida y la muerte. Aunque debo decir que no era lo que esperaba, tal vez tenía demasiadas expectativas. Lo recomiendo para un público joven, no necesariamente tiene que ser una persona que lea muy seguido ya que es un libro fácil de leer.