miércoles, 10 de diciembre de 2014

Legados literarios: escrituras autobiográficas en medio de regímenes totalitarios

Trabajo comparativo: Diario de Anna Frank y V de Venganza.

Por Belén Loiano y Brenda Zevallos

En la película V de Venganza, el protagonista utiliza un lenguaje poético incluyendo metáforas, palabras que no se usan en la vida cotidiana y agregándole musicalidad. Todo esto le da un ambiente teatral y dramático, resaltando al protagonista. Esto también se ve en los textos de Bécquer cuando los personajes utilizan una lírica escrita en prosa para describir y resaltar aspectos de la naturaleza y algunos sentimientos como el amor.

El protagonista de la película, al presentarse, realiza un monólogo incluyendo en su mayoría palabras con “v”, realizando movimientos y gestos que lo hacen ver como si estuviera en una obra teatral. Esto ocurre varias veces a lo largo de la película, dándole un aspecto misterioso y representativo.

Por otro lado, aparece un personaje llamado Valerie, quien estuvo encerada en prisión. Esto ocurrió ya que en su país se había impuesto un gobierno totalitario que no permitía la homosexualidad (siendo Valerie una). Este gobierno castigaba y reprimía sus derechos llevándoselos para realizar experimentos, encerrándolos en prisión, torturándolos y/o matándolos. Esta característica está dentro de una de las medidas del nazismo, donde se discriminaba a todo aquel judío, discapacitado y homosexual. A diferencia del gobierno que se impone en la película, Hitler buscaba crear una única raza. Acá aparece Anna, una niña de trece años que encuentra un consuelo en la escritura al tener que estar encerrada durante dos años y medio con su familia debido a las persecuciones contra los judíos (durante el gobierno de Hitler), ya que ellos lo eran. Valerie no se oculta como lo hace la familia de Anna, e intenta seguir una vida normal ya que pretende que no la descubran. Hasta que cierto día, se llevan a su novia y luego irrumpen en su casa para llevársela. Aquí es cuando entra en prisión y comienza a escribir su autobiografía.

En el texto autobiográfico que escribe Valerie, se cuenta la historia de su vida, contando cómo descubrió que era lesbiana, su gusto por la actuación, cómo conoció a su novia, lo que hacían diariamente con ella. También cuenta cómo se llevan a sus padres cuando era niña. El texto de Anna está escrito en forma de diario, a diferencia del de Valerie, quién escribe en forma narrativa. Anna escribe diariamente lo que le pasa, siendo en su mayoría escritos en la casa de atrás dónde se puede decir que estuvo oculta. En cambio, Valerie no escribió durante tanto tiempo, aunque sí lo hizo al estar encerrada al igual que Anna. Si bien no estaban encerradas de la misma forma, la privación de sus derechos y libertades hicieron que ambas logren conectarse con la escritura.

Anna, al escribir en su diario, expresa todos sus sentimientos y deseos, utilizándolo como un amigo en quien confiar ya que se sentía sola a pesar de convivir con su familia, al igual que Valerie, al desahogarse en sus escritos.

Ambas esperaban y soñaban que sus escritos pudieran servir de ayuda a alguien algún día. Valerie le escribe a una persona en particular a quien ella no conoce, pero dice quererla y busca darle consuelo y ánimo. Le escribe dirigiéndose a esa persona, mientras que Anna al escribir, no se dirige a ninguna persona, sino que personifica a su diario que es su mayor confidente, y lo trata como una amiga. 

Al principio, Anna escribe para ella misma, hasta que escucha en la radio que los escritos de las personas podían servir como ayuda para luego de la guerra. Ahí es donde comienza a tener otra finalidad, la cual no tiene el escrito de Valerie, que es servir como testimonio.

En ambos escritos aparece la esperanza por parte de las autoras, dónde ven a la naturaleza como algo mágico o sagrado que les da paz y tranquilidad. Mientras Anna encontraba un sustento en el árbol que veía por la ventana, Valerie sentía que Dios estaba en la lluvia. 

Ambas esperaban que todo esto acabe, que los hombres puedan encontrar la paz y la igualdad de la raza humana, para crear un mundo mejor.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Inspiración cervantina

Molinos de Viento
Por Camila Argañaraz
De la Mancha salieron
Dos supuestos caballeros
Todo el pueblo recorrió
En busca de vencer a guerreros

A lo lejos Quijote vió
Lo que una aventura imaginó
Con 30 gigantes se enfrentó
Pero lastimado terminó

La realidad la vió
Sancho Panza con temor
Que desde lejos vió a su compañero
Enfrentándose con molinos de viento

Luego de esto se fueron
A Puerto Lápice partieron
Tan rápido como pudieron.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Don Quijote en verso

Por Macarena Pérez
El ingenioso don Quijote de la Mancha,
sin dar parte a persona alguna de su intención,
sobre Rocinante subió con espíritu de campeón
y al campo salió cruzando una vía estrecha.

Cansado de andar todo aquel día,
se instaló en una venta,
cuya imaginación un castillo veía
y sus aventuras a dos mujeres cuenta.

Era tanta su locura
que truchas pensó que se le servía,
pero una porción del peor bacalao él comía
mientras escuchaba una música que le provocaba ternura.

No hubo duda alguna de su nobleza,
pero con tanta lectura
y sus ganas de aventura
había perdido la cabeza.


viernes, 12 de septiembre de 2014

Gianluca reescribe a don Quijote

La aventura de don Quijote
Por Gianluca Barone

Don Quijote con su escudero se encontraban en un bote, en el cual él alucinaba que viajaba en una gran barcaza, navegando sobre el río Tajo. Después de un largo rato empieza a soplar fuertemente el viento agitando las ramas de los árboles de la costa, y Quijote le comenta a su compañero Sancho:
- Mira hacia allá, nos vienen a atacar enemigos corpulentos, moviendo sus enormes brazos. Rememos, hay que desembarcar y empezar a atacarlos.
En el momento en que Quijote le comenta esto a Sancho, él lo mira con cara rara, y sin entender lo que don Quijote le decía, comenta:
- Señor, se está equivocando, esos son árboles que por el viento mueven sus ramas, no son enemigos corpulentos.
- No, mi gran compañero, mira bien, nos están esperando para pelear, así que sigue remando y prepárate para la batalla - le dice Don Quijote.
Sancho sin entenderlo le hace caso y sigue remando rápido. Don Quijote lo para y en voz baja le dice:
- Ten cuidado, ve tú por detrás, yo les iré por delante.
- Como usted diga, señor - le dice su escudero remando.
Al llegar, Don Quijote desenfunda su espada y corre hacia los arboles, con la ayuda del viento estos lo golpean y lo tiran con sus largas ramas al suelo, él furioso se levanta y empieza a pegarles, mientras que Sancho caminando lo mira, en uno de esos golpes con el viento se le cae una rama sobre su cabeza, y lo deja inconsciente, Sancho asustado sale corriendo hacia él para ayudarlo, lo levanta y lo lleva otra vez al bote. Este empieza a remar, horas después Don Quijote se despierta con la espada en la mano, diciendo:
- ¿Dónde están? No escaparán de mí.
- Señor, usted quedó inconsciente por causa del viento, que derribó una gran rama y lo golpeó en la cabeza.
- No, Sancho, fue un enemigo el que me derribó de un gran golpe, y por no haberme ayudado he perdido mi batalla, pude haberla ganado.
- Como usted diga, señor - le dice Sancho con cara de asombrado.
- Así me gusta, por eso quiero que me lleve devuelta, para poder vengarme de ellos. 
- Amo, pasaron cuatro horas desde que salimos de esas costas, no volveremos para allá. Mire, señor, allí hay un muelle, podríamos desembarcar, seguro encontraremos un lugar para descansar.
- Bien, siga así, mi querido compañero, reme más rápido.
Sancho comienza a remar. Minutos después llegan, atan el bote al muelle, bajan y comienzan a buscar un lugar para descansar. A lo lejos, Don Quijote encuentra un hermoso palacio en el cual se quería hospedar y se lo menciona a su escudero, él le responde:
- Señor, esa es una venta humilde y chica.
- ¿Me va a contradecir todo lo que diga? – le pregunta Don Quijote.
- Perdón, señor, no fue mi intención.
Llegan a esta venta y le piden al ventero si podría ser tan amable de dejarlos descansar hasta el amanecer. Este pobre y humilde ventero, sin poder decirle que no a un flaco, todo golpeado con moretones en la cara, y un gordo, que a simple vista se lo podría ver muy cansado, los deja hospedarse.
- Estamos en deuda con usted, su majestad – dice Don Quijote.